sábado, 10 de septiembre de 2011

No es lo mismo un tonto que un gilipollas




Me dijo una vez un catedrático de Filosofía, relativamente conocido y del que no aprendí ninguna otra cosa, que no se podía andar por el mundo sin saber distinguir a un tonto de un gilipollas. El tonto, me dijo, es el que se equivoca. Pero si al tonto le explicas que se está equivocando, recapacita, se da cuenta y rectifica su error. En cambio, al que es no sólo tonto, sino gilipollas, ya le puedes estar haciendo ver su error que jamás lo admitirá. Dirá que él no se equivoca nunca y que seguramente eres tú el que está equivocado. Lamentablemente, el gilipollas no tiene remedio. Y lo malo es que abunda una barbaridad, concluyó.

¿Por qué será que me he acordado ahora de esto? No sé en quién o en quiénes habré podido yo estar pensando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.