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lunes, 15 de mayo de 2023

Gilipollas


Imagen tomada de Casa del Libro.

Observo sorprendido e incrédulo la existencia de personas que van por la vida sin darse cuenta de la presencia, creciente y por doquier, de los tontos obstinados, de los gilipollas. Van vestidos de personas normales, pero llevan su sello en la cara, en sus gestos, en sus actos y en su presencia.

(La fotografía que añado es del inteligente y ameno libro de Carlo M. Cipolla, Allegro ma non troppo, en donde se habla con mucha claridad y amenidad del tema).


miércoles, 7 de abril de 2021

Dicho ya. Actitudes




7 de abril de 2019 

El sabio pone en duda su sabiduría. El necio desconfía del sabio. El tonto aplaude al tonto.

sábado, 12 de diciembre de 2020

El tonto, el gilipollas y el malo



 

El tonto es el que se equivoca, el que que comete errores. Todos somos tontos alguna vez en la vida. El tonto se caracteriza por que cuando se le hace ver que se está equivocando, entra en razón y reconoce su error. Si el tonto es educado, pide disculpas.

El gilipollas también se equivoca y comete errores, pero cuando se intenta que se dé cuenta de sus errores, reacciona atacando. Dice, por ejemplo, que él nunca comete errores, que el que está equivocado es el que intenta convencerlo y que las cosas no son más que como él dice. El gilipollas, por tanto, nunca reconoce su error, porque se considera perfecto. Estos seres abundan más de lo deseable.

No encuentro un término preciso para nombrar a quien va por la vida con intención de hacer daño, de destrozar lo que se encuentra y de situarse lejos de la justicia y de la paz. Lo llamo malo porque, simplificando, lo que pretende es hacer el mal. Podría llamarlo también, por ejemplo, hijo de puta, pero no lo hago por respeto a las putas. El 90 % de ellas se ven forzadas a realizar su trabajo y bastante tienen con ello como para, además, usarlas para nombrar el mal. También podría denominarlo cabrón, pero me parece más claro el nombre de “malo”.

Mi problema es que en estos tiempos de cerramientos perimetrales no encuentro una frontera claramente delimitada entre el tonto, el gilipollas y el malo. Más bien observo lo que parece un territorio común, en el que las tres desgracias se unen dando lugar a seres alejados de cualquier rasgo de humanidad, de cualquier acercamiento al bien. Veo a algunos de ellos que, además, ostentan una cuota de poder, cosa que me desata la preocupación y me ofrecen una lamentable sensación de peligro.

martes, 11 de junio de 2019

Buenos días. Tontos




Es muy difícil que un tonto se dé cuenta de que lo es. 

Buenos días.

lunes, 30 de octubre de 2017

Buenas noches. Lugares




Los importantes van siempre en último lugar. 
Quienes se creen importantes suelen llegar tarde. 
Los miedosos se sitúan siempre detrás de alguien. 
Los generosos se suelen encontrar en el lugar oportuno. 
Los niños están en cualquier sitio.
Los tontos no están nunca donde deben. 
Los locos no saben dónde están.

Buenas noches.

domingo, 16 de julio de 2017

Buenas noches. Listos y tontos


Habitualmente quienes quieren demostrar que son muy listos, lo que muestran es que son tontos. No se dan cuenta de que la inteligencia se muestra sola, no hay que demostrarla ante nadie.

Buenas noches.


miércoles, 21 de agosto de 2013

Buenos días. Si ocurriera

Si el ciudadano español se diera cuenta de que es un ciudadano y no un mero individuo español, que es como lo trata el PP; si aprendiera a distinguir las mentiras que le endosa el PP con una naturalidad insultante; si tuviera un poco de dignidad y no tolerara que le trataran como a un tonto que se traga cualquier cosa que le digan; si esto ocurriera, estaríamos de otra manera. Pero el ciudadano español parece que le ha entregado su mente a las bobadas o a la nada y no se entera. Ni siquiera se entera de que va perdiendo la vida cada día a mayor velocidad. Buenos días.

sábado, 10 de septiembre de 2011

No es lo mismo un tonto que un gilipollas




Me dijo una vez un catedrático de Filosofía, relativamente conocido y del que no aprendí ninguna otra cosa, que no se podía andar por el mundo sin saber distinguir a un tonto de un gilipollas. El tonto, me dijo, es el que se equivoca. Pero si al tonto le explicas que se está equivocando, recapacita, se da cuenta y rectifica su error. En cambio, al que es no sólo tonto, sino gilipollas, ya le puedes estar haciendo ver su error que jamás lo admitirá. Dirá que él no se equivoca nunca y que seguramente eres tú el que está equivocado. Lamentablemente, el gilipollas no tiene remedio. Y lo malo es que abunda una barbaridad, concluyó.

¿Por qué será que me he acordado ahora de esto? No sé en quién o en quiénes habré podido yo estar pensando.

lunes, 25 de julio de 2011

Como una droga



Hay una clase de listos que dicen tonterías para que los oyentes, a los que cree tontos, les hagan caso y acepten sus consignas. Previamente han entontecido a cuantos más, mejor, acostumbrándolos a la mentira, privándolos de una educación crítica, sembrándoles el odio en lugar de la igualdad, acostumbrándolos a asumir las discriminaciones a las que son sometidos sin que se den cuenta y construyendo así, poco a poco, una clientela de tontos fieles, sumisos, inconscientes y dispuestos a todo con tal de que el listo les salve lo que les queda de vida infeliz. Sólo queda la posibilidad improbable de que el tonto tome conciencia de que el supuesto listo en realidad es un golfo que le está engañando desde que apareció en su vida. Pero esto es algo tan difícil como dejar la droga.